jueves, 13 de marzo de 2014

Nelson Verástegui Carvajal: Página en Blanco


Nora se sentó un momento a descansar de la mudanza en  medio del desorden de su nueva casa para escribir aunque fueran las primeras lineas de un cuento.  Se puso a oir música de flauta andinacon auriculares para aislarse del ambiente nefasto y encontrar la inspiración. No le salía nada. Pensó escribir sobre la odisea de su mudanza y todas las cosas encontradas tras años de haberlas olvidadas guardadas.
Empezaba un relato y a media página le parecía tonto, rompía en pedazos la hoja y la tiraba a la papelera. << Quizás si descanso una semana todo saldrá bien>>, se decía. Se levantaba a acomodar los armarios desocupando cajas pero su mente seguía buscando sin éxito el hilo de un relato. Volvía a sentarse, garrapiñaba unos renglones y el papel terminaba en la basura. <<Descanso, la mente debe descansar de vez en cuando>>, se decía furiosa. Otra vez se levantaba a acomodar muebles o desocupar cajas en la cocina. Era interminable y aburrido.
De pronto se le ocurrió rescatar de la papelera los trozos rotos de los escritos inconclusos. Los puso sobre la mesa para tratar de armar el rompecabezas de letras y palabras. Parecían no tener sentido ni orden: << Mucho temprano tiempo he acostándome>>.
Era un juego divertido tratar de armar frases a partir de esos fragmentos discordantes: << A presto apagado  veces, apenas decirme:  había cerrabánse la bujía, mis ojos tiempo tan que ni tenía para ya me duermo>>.
Estaba tan concentrada buscando una solución a su rompecabezas que no se dio cuenta de que su esposo había abierto la ventana y dejado la puerta abierta. Una fuerte corriente de aire se formó en la habitación llevándose al vuelo los papelitos de Nora que se escaparon por la ventana en busca del tiempo perdido.
Definitivamente ese día no podría escribir.

                                                                  Nelson Verástegui Carvajal
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