domingo, 28 de octubre de 2012

Cuento La Sombrera Sin Dedal (completo)


A la memoria de mi abuela, Liria Jamardo


No sé si realmente para hacer sombreros es necasario usar dedal. Sé que para coser sí, lo aprendí escuchando a la sombrerera que se la pasaba diciendo  "Costurera sin dedal, cose poco y cose mal"

Ella no sólo cosía bien, también hacía sombreros y bordaba encaje como ninguna. Creo que sentía una necesidad interior de perfección en su vida reprimida de placeres que la vida misma produce.
Estaba siempre con el ceño fruncido, no tenía sentido del humor y sólo se comunicaba con el mundo externo a través del diálogo que mantenía con su máquina de coser y aquellos cabezales que le servían para armar sus sombreros.

Yo la espiaba todo el tiempo; mujer diminuta de ojos azules. Que estaría pensando?. Sentiría algo por alguien?  Se habría enamorado alguna vez?  Habría sentido deseos  de "saltar la cerca" o salir de noche por una ventana, como había hecho Lena?, aquel personaje de la novela de Faulkner.

Mujer criada en España y de infancia austera. Su juventud no fue menos. Parecía que todo lo hacía en función del deber. Raras veces sonreía. Sólo atinaba felicitar diciendo: "Por qué no estuvo mejor?" (Válgame Dios!, que manera de lisonjear!).

Su trabajo era espectacular, vestía a todo el barrio y a mi también. Tenía la profesión que le era permitida a las mujeres en esa época, o tal vez la que pudo aprender.
Lo que me intrigaba era lo que ella sentía. Como hacía contato con su erotismo?, con el sexo?, con las noches de orgasmos solitarios?. Se habría mirado desnuda en aquel espejo donde hacía la prueba de ropa a sus clientas?

Era todo un misterio para mí. La situación me producía ansiedad y me dejaba expectante. Eso me llevó a espiarla. La mujer solía dejar la puerta de calle sin llave para que las clientas pudiesen entrar sin llamar.
Entonces yo, a hurtadillas, entraba y la espiaba. Grababa cada movimiento que hacía: la mano izquierda sujetando la tela que pasaba por debajo de la aguja en el pespunte. Su mano derecha dando ímpetu a la rueda de la máquina. Debajo, con las piernas levemente entreabiertas, movía el pedal en una danza sincronizada
Una tarde entré decidida, me acerqué a ella y a su máquina de coser y le dije - Usted que siente?...nunca estuvo enamorada?...por qué?...no le gustaría tener un novio que la abrace fuerte y le diga cosas al oído?...usted nunca...nunca?...Fue suficiente para que la mujer me arrastrase hasta la puerta de la casa diciéndome - Quién te dijo esas cosas? Dónde las escuchaste?- su mirada azul se oscureció tanto que parecía que un temporal me estaba sujetando por los hombros. Me puso fuera de la casa y antes de cerrar la puerta me dijo " Ya voy hablar con tu mamá"
No se si habló con mamá, a mí en casa nadie me reprendió, yo por decisión propia y ante los acontecimientos, no fui más. Poco después nos mudamos del barrio y no la volví a ver. 
Una vez en la tele pasaron un desfile de modas donde desfilaron sus sombreros y la enfocaron; estaba seria como siempre.
Pasaron los años y una tarde caminando por el centro me detuve delante de una tienda que vendía sombreros se llamaba "La Costurera sin Dedal". Sería ella? Qué hacía en el centro de la ciudad?. Decidí entrar, total si era ella, había pasado tanto tiempo que no iría a reconocerme. al entrar me atendió una vendedora bajita, rubia y sonriente a la que me atreví a preguntarle - Hace mucho que tiene este negocio?-
La chica arrugando la nariz para un lado y para el otro me respondió
 - Es una larga historia. Tiene un ratito, quiere que se la cuente?-
-bueno- dije asintiendo con la cabeza
La chica comenzó con el relato
 - La tienda la heredé de mi mamá que murió el año pasado. Mi abuela era modista, sombrerera y tejedora de encaje muy buena para su época. vivía en Villa del Parque -
 Al oir esto me corazón se estremeció. La chica que desconocía lo que estaba pasando dentro mío, prosiguió con el relato
-Cuando era chica la llevaron a España. Pasó toda su infancia allá.  A los catorce años se enamoró perdidamente de un hombre casado, el hombre también la quería pero estaba casado y vio como es en los pueblos...
Agregó ingenuamente con la voz cada vez más afinada por la emoción
-La mujer se enteró y sin decir "a", agarró un cuchillo y lo mató. Para esto mi abuela estaba embarazada de tres meses. Cuando lo supo su mamá, mi bisabuela, la echó de casa. Ella se fue a la casa de la tía en el pueblo vecino; amamantó a su hija lo más que pudo y después se vino para la
Argentina. Se trajo la máquina de coser y los cabezales en el barco. Al principio vivió en una pensión, después alquiló una casita y montó su taller, se hizo famosa, aparecía en la tele y todo. Cuando mi mamá cumplió catorce años la hizo venir de España y la educó en un colegio inglés. Mi mamá era traductora, hablaba cinco idiomas y se casó con mi papá que era capitán de barco. Yo le puse ese nombre a la tienda por que mi abuela siempre decía.

La chica y yo repetimos al unísono "COSTURERA SIN DEDAL COSE POCO Y COSE MAL"
-ESO! Como usted sabe?-


                                                                             Nora Ibarra
                                                              Curitiba, Brasil 29 de octubre de 2012





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