jueves, 30 de abril de 2015
Ese Día
Desesperada, me subí a una ambulancia. Rondé tu casa toda la noche con la sirena ligada.
Por la mañana fui al banco a pedir un préstamo. Como me lo negaron resolví asaltarlo.
Después me fui a la plaza. Había un viejo sentado en un banco tomando su infaltable baño de sol. No me quiso ceder el asiento. Le pegué.
Por la tarde fui al médico. Me dijo que era bipolar. Para economizar en el tratamiento metí los dedos en el enchufe.
Fue cuando tomé un avión. Aterricé en un lugar verde con sol y gente sonriente. Me zambullía diariamente en un mar calmo. Una tarde, mientras nadaba, las aguas claras reflejaron tu rostro. Supe entonces que debía volver y completar el estadío.
Nora Ibarra
Curitiba-Brasil. Abril 2015
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