miércoles, 10 de abril de 2013

Mundo de Palabras


Su infancia no transcurrió entre duendes y elfos. Para huir de  la realidad se refugió en los libros y fabricó con ellos su guarida.
Los escritores eran sus aliados incondicionales a la hora del  diálogo imaginario.   Con ellos surcaba mares y atravesaba  lugares extraordinarios que su ingenio infantil atesoraba en lo más recóndito de su esencia .
Formó con las letras un caleidoscopio donde configuraba el mundo a su antojo. No precisaba pedir permiso. Simplemente atreverse.
La literatura pasó a ser su gran pasión. En tanto los lazos familiares se deshacían sin entender cómo. Los libros fueron el cable a tierra que le permitieron ver el naufragio desde la otra orilla.

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